Aconteció que en Cuba habÃan capturado y matado al jefe de la guerrilla conocido como el Gallo Valencia, quien intentaba sacar a Fidel Castro del gobierno. Como necesitaban a alguien que lo identificara, mandaron a buscar a la ya conocida amante del guerrillero.
La concubina llega a la morgue y le muestran el cuerpo del muerto. Fidel le pregunta: ¿Es éste el Gallo Valencia?
Ella responde: Como que se le parece, pero ¿podrÃa quitarle la ropa?
Fidel manda que se desvista al difunto y pregunta de nuevo: ¿Es éste el Gallo Valencia?
Y de nueva cuenta la amante contesta: Efectivamente se le parece mucho, pero necesito que le quiten los calzones.
Fidel ordena al capitán que le quiten los calzones al muertito, y vuelve a cuestionar: ¿Es éste el Gallo Valencia?
La mujer declara: Muy, muy parecido; pero para salir de dudas, ¿le pueden bajar el pellejo del pito para estar segura?.
Asà lo ordena Fidel, y el capitán procede a bajarle el prepucio al finado. En ese momento la amante grita:
¡Es él, éste sà que es el Gallo Valencia!
Fidel encabronado le pregunta a la mujer: ¿Cómo supiste que éste era el Gallo Valencia?
Es que él me dijo que, aún después de muerto, Fidel y sus soldados le seguirÃan pelando la verga.