En el océano Atlántico se encontraban dos barcos en alta mar, uno era un retiro espiritual de sólo monjas y el otro de una despedida de soltero donde lógicamente iban sólo hombres.

De repente el barco de los hombres empieza a incendiarse y todos los tripulantes tienen que saltar al agua. Empezaron a nadar hasta el otro barco y suplicando dijeron a las monjas:

¡Déjennos subir por favor, que nos ahogamos!

Las monjas contestaron, ¡No porque ustedes nos violan!

¡Por favor no nos dejen ahogar dejennos subir!

¡No porque ustedes nos violan!

¡Se lo suplicamos, por favor!

La monja superiora dice, Está bien, pero con la condición de que les cortamos el pene según la profesión que tenga cada uno.

Ellos dijeron que sí, que lo que fuera.

Subió el primer hombre y le preguntaron ¿usted que es? Soy arquitecto. Y pum… ¡se lo cortaron con una regla!.

Subió el segundo ¿y usted qué es? Soy peluquero y pum… ¡se lo cortaron con unas tijeras!

Subió el tercero ¿y usted? Soy campesino. ¡Pum! con un machete.

El cuarto era un negro y estaba muerto de la risa y una monja le pregunta, ¿muy feliz porque se lo vamos a cortar?

Y dice el negro, Lo que pasa es que yo soy paletero y a mi me lo tienen que chupar hasta que se me caiga…!