Era un indito que venda
Era un indito que vendÃa legunbres en el mercado, pero cada mañana que llegaba tenÃa que pasar por doinde el carnicero el cual al verlo le gritaba:
¡Qué bonitas nalgas tienes cabrón!
Y el indito lo único que atinaba a hacer era apresurar el paso. Esto era todos los dÃas hasta que otro carnicero le dijo:
Cada que te diga que bonitas nalgas tienes tu le dices me das miedo buey, y verás como te deja de molestar.
Al dÃa siguiente va el indito a trabajar y al pasar frente a la carnicerÃa escucha el ya tÃpico:
¡Qué bonitas nalgas tienes cabrón!
Y recordando el consejo de su amigo este le contesta:
¡Me asusta usté siñor!
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