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Oct
Está el papá empujando al pequeño en su bicicleta, cuando de pronto lo suelta y ¡suelo! Con toda paciencia, lo levanta y lo vuelve a empujar, pero otra vez ¡suelo!.
Finalmente, tras un último intento, el padre desesperado exclama, ¡ay Dios mÃo, este chamaco, aparte de inválido ¡pendejo!