Llegan unos recin casados maracuchos
Llegan unos recién casados maracuchos a un hotel y la inocente muchacha se dirige al marido:
Mi amor, yo no sé de estas cosas, asà que me vais a tener que enseñar.
Mi vida, a partir de este momento a tu cosita le vamos a llamar la prisión y a éste que tengo entre las manos le vamos a llamar el prisionero, asà que vamos a meter al jodÃo prisionero a prisión.
Después del primero, el tipo se tira boca arriba en la cama, pero la muchacha queda entusiasmada:
Mi amor, el prisionero está fuera de la prisión.
El esposo no muy entusiasmado le contesta:
Vamos a meterlo a prisión otra vez.
Y siguen con el segundo. Pero la muchacha es bastante golosa e insiste:
Mi vida, el prisionero está fuera otra vez.
Como puede el tipo se levanta, con las piernas temblándole y se va por el tercero. Termina y se tira en la cama, exhausto. La mujer vuelve a la carga:
Papi, el prisionero se volvió a salir.
¡No jodas, pero tampoco es que vamos a darle cadena perpetua!
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