Se encontraban reunidos un ruso, un gringo y un mexicano discutiendo sobre quién contaba con lo mejor en adelantos médicos.

El ruso dice: nosotrrrrros ser mejores que todos, el otro día a un agente de la KGB le explotó una grrranada en el abdomen, le estalló el hígado, se le reventaron los intestinos, se le deshizo el estómago, en fin quedó hecho mierda, pero con la ciencia tan avanzada que hay en Rusia, lo atendieron y en un mes ya estaba como nuevo.

Eso no es nada dice el gringo, nosotros ser mejores: a un compañero de la CIA lo arrolló el ferrocarril, y quedaron las piernas por aquí, los brazos por allá, el cuerpo más allá; pero curar con medicina gringa y en quince días estaba caminando y trabajando como siempre.

El mexicano se quedó pensando estos pinches güeros no me van a joder, no me puedo quedar atrás. Entonces les dijo: pues nosotros somos más chingones que ustedes: fíjense, yo no soy ningún agente ni de la KGB, ni de la CIA, sólo soy el poli de la esquina, pero hace 10 minutos tenía un hoyo en este dedo, y les enseña el dedo medio de la mano derecha, y miren ahora, miren.

¡Cómo, 10 minutos! ¡Eso no ser cierto, no te podemos creer!.

¡Ah! ¿No me creen? les pregunta acercándoles el dedo a la nariz, huélanlo, huélanlo.