En una Iglesia de un
En una Iglesia de un pueblo están haciendo una obra y uno de los albañiles observa que cuando van las muchachas a confesarse siempre llegan llorando y el cura las acompaña agarrándolas de la mano hasta la sacristÃa. Pasado algunos minutos el cura abre la puerta y la muchacha que antes habÃa entrado llorando ahora sale totalmente transformada con una sonrisa de oreja a oreja.
El albañil, muy extrañado, le pregunta al cura: ¿qué es lo que le hace usted a las muchachas que entran tan tristes y llorosas y salen tan alegres y sonrientes?
Y el cura le contesta: Les pongo una inyección de fe.
El albañil le responde: Pues ciérrese la bragueta que todavÃa lleva la jeringuilla fuera y goteando.
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