Frente a un manicomio, a
Frente a un manicomio, a un tipo se le poncha una llanta de su auto. Muy enojado iba retrasado, se baja a cambiarla. Un interno del manicomio lo observa a través de la reja, mientras maldice su suerte; al percatarse de eso, se enfurece aún más. En un descuido, el individuo tira las tuercas a una alcantarilla.
¡Maldita sea! ¿Ahora qué voy ha hacer? ¿Cómo pongo la llanta?
El loco sigue curioseando y le pregunta al hombre:
¿Se le fueron las tuercas a la alcantarilla, verdad?
Pues sÃ, ¿qué no ves? ¡Y ahora no sé cómo hacerle, ya se me hizo muy tarde!
Oiga, señor, ¿y cuántas tuercas tiene cada llanta?
Pues cuatro, ¿qué no sabes?
Entonces, ¿por qué no le quita una a cada llanta, asà todas quedan con tres?
El sujeto, asombrado por el consejo que le dio el orate, se pone a quitar una tuerca a cada llanta, y asà soluciona su problema. Cuando ya está listo para seguir su camino le agradece al chalado el consejo:
Te agradezco mucho que me hayas dado tan buena idea; pero se ve que eres inteligente ¿por qué entonces estas ahà adentro?
Ah, pues es que estoy aquà por loco, no por pendejo.
Cele mai Votate Pisici