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Dec
HabÃa un loro en una rama de un árbol que gritaba a todo pulmón: ¡YO SOY EL REY DE LA SELVA! ¡YO SOY EL REY DE LA SELVA! En ese momento llegó el León y de un zarpazo lo mandó lejos herido, desplumado y, además, inconsciente.
Al rato pasaron unos ecologistas y se llevaron al lorito para curarlo. Una vez que le habÃan curado todas sus heridas lo colocaron en una jaula. Al cabo de 2 horas reaccionó el lorito y empezó a gritar: ¡Cómo le habré dado su tunda al león que hasta me metieron preso!