La maestra les pide a los alumnos un proyecto de investigación en el que comprueben una hipótesis y sea expuesto en clase. Al día siguiente, Pepito llega con un cangrejo; lo coloca sobre una mesa; le arranca 2 patitas y le ordena:

Cangrejito camina, cangrejito camina.

El pobre animal hace un esfuerzo y logra caminar. Extrañada, la maestra le cuestiona que qué quiere probar con eso.

Espere un momento y lo verá.

Entonces, Pepito le arranca otras dos patas al crustáceo y le vuelve a ordenar:

Cangrejito camina, cangrejito camina.

Con tan sólo dos patas, el bicho logra camina con bastante dificultad.

¿Qué quieres probar con esto?, interrumpe la maestra, reiterando la pregunta.

Espere un momento.

Y, por si fuera poco, le arranca las últimas dos patas sin contemplaciones y nuevamente le ordena:

Cangrejito camina, cangrejito camina.

Molesta y sin comprender, la maestra insiste:

Ahora sí, Pepito, ¿cuál es la conclusión del proyecto?

¡Qué cuando el cangrejo pierde todas las patas se queda sordo!