Un par de maricones están tomando el sol en la playa, cuando a lo lejos ven a un tipo como de 1.95 de estatura, abdomen marcado, músculos tipo Arnold, ojos color miel y blanca sonrisa que pasea por la orilla de la playa. Los jotos se emocionan y uno de ellos exclama:

¡Ay! ¿Ya viste a ese cuero, manita? ¡Me lo voy a ligar, está como quiere el condenado!

¡Ay, sí tú! ¿Y cómo le vas hacer?

Tú observa y aprende, fanfarronea mientras se va corriendo.

Se acerca donde está el tipo, finge no darse cuenta y choca con él, pero sale rebotado por la fuerza del grandullón y chilla:

¡Ay, ay, choqué con una muralla!

Con voz aflautada y haciendo un mohín, el forzudo le responde:

¡Atch! ¡No soy muralla, soy Mireya!