Un viernes, después del trabajo, una pareja de novios se dio cita en un café. Después de haber tomado algunos tragos fueron a cenar y decidieron pasar un rato juntos en un hotel.
¿Que pasó entonces en el hotel? Hay dos versiones:
VERSIÓN DE LA NOVIA:
Él estaba de mal humor cuando nos encontramos en el café. Pensé que era porque habÃa llegado algo tarde, sin embargo, no me dijo nada al respecto. De mi peinado nuevo (me habÃa cortado tres dedos el pelo y bajado un tono mi tintura habitual) ni un comentario. No le gustó, pensé, pero no le dije nada. Nuestra conversación era lenta y le propuse que era mejor hablar Ãntimamente en un restaurante. Él aceptó, pero cuando llegamos seguÃa muy serio; traté de hacerlo sonreÃr, pero no hubo efecto. Le pregunté si el problema venÃa de mà y me respondió que no. En el taxi le dije te amo y él me tomó la mano solamente mientras miraba hacia fuera. ¡Dios mÃo, qué le pasa! Ni siquiera me dijo yo también…
Al llegar al hotel pensé que la cosa empeoraba ya que seguÃamos sin hablar. Traté de preguntarle algo y me respondió, creo por compromiso, mientras prendÃa la tele. Luego se metió en el baño. Un poco enfadada me quite la ropa y me metà en la cama mientras pensaba que quizá lo mejor hubiese sido ir a mi casa.
Diez minutos después se subió a la cama y, como lo habÃamos previsto, hicimos el amor, aunque creo que con poca convicción. Pocas caricias y pocos besos… Él parecÃa en otro mundo y yo no querÃa otra cosa que irme a casa inmediatamente; me intrigaba el saber qué le estarÃa pasando y ya comenzaba a dudar de todo… Tal vez habrÃa encontrado otra chica, que sé yo.
Y ahora, estoy aquà en casa, destruida, tratando de ordenar mis ideas y deseando saber cómo seguirán las cosas…
VERSION DEL NOVIO:
DÃa difÃcil en el trabajo… ¡Pero al menos eché mi polvito!