A un médico se le descompone el coche en una noche de tormenta en medio de una ruta perdida. El hombre ve una lucecita a lo lejos y va hacia allí a pedir ayuda. Cuando llega, encuentra dentro un montón de gente llorando:

¡Que se nos muere la niña, que se nos muere la niña!

Así que el galeno va a examinar a la niña, que era una recia mocetona, y pide que los dejen solos para auscultarla. Al salir, emite su diagnóstico:

Lo que esta joven tiene es una tremenda calentura, y si no se la folla alguien enseguida, se va a morir.

La familia, por supuesto, arma un gran escándalo; pero como el médico no se mueve de su diagnóstico y el tiempo apremia, llaman al novio de la moza, que viene y se pasa follándola toda la noche.

A la mañana siguiente, la joven se levanta fresca como una rosa, y la familia no sabe cómo agradecerle al doctor. Le ayudan a reparar el coche y éste sigue su camino.

Un año después, el doctor pasa por la misma ruta, se acuerda de la familia y va a saludarlos y ver cómo va todo. Al entrar en la casa, se los encuentra a todos de luto.

Es que se nos ha muerto el abuelo, le explican.

¿Y llamaron a algún médico? ¿Le dieron algún tratamiento?

¡Pues claro! Se lo folló todo el pueblo, pero no hubo caso…