Dos maricas se van de luna de miel. Apenas llegan al motel y empiezan a hacerlo: dale que dale, toda la noche sin pararle. Al día siguiente, ya cansados los dos, uno de ellos decide ir a comprar algunas cosillas para el desayuno, pero cuando vuelve encuentra toda la pieza llena de semen: las paredes, la cama, todo. Con asombro, el recién llegado pregunta:

¡¿Mi amor, qué pasó aquí?!

¿Qué, acaso no me puedo tirar un pedo?, le reprocha el otro.