Dos rancheros platican de sus
Dos rancheros platican de sus labores diarias:
Estoy a punto de vender todas mis marranas, porque por más que les he puesto los mejores sementales, no se han preñado.
Lo que pasa es que te ha fallado la táctica, compadre. Mira, yo tengo una que no falla: muy de madrugada, a eso de las 4 de la mañana, las llevas en tu camioneta a la sierra y allá te las fornicas; luego, las traes de regreso a la granja. Cerca del mediodÃa revisas lo siguiente: si están en el sol, es que ya están listas para que un semental las monte, pero si están en la sombra, es que no fue efectivo el remedio, por lo que tendrás que repetirlo hasta que las halles en el sol.
Muy emocionado, el primer ranchero decide poner en práctica el consejo de su amigo, por lo que al dÃa siguiente, muy temprano, se llevó a sus marranas a la sierra. Cerca de las 10 a.m. regresan, y a las doce se asoma:
¡Chin…! Están en la sombra, ni modo, mañana otra vez.
Pero esto siguió repitiéndose durante todo el mes. Situación que tenÃa a nuestro hombre Juan con 12 kilos menos y unas ojeras como de oso panda. Uno de tantos dÃas, ya sin ganas de continuar con su propósito, le pide a su mujer, quien desconocÃa los planes de su marido:
Mujer, fÃjate si las puercas están en el sol o en la sombra.
Pues no están ni en el sol ni en la sombra, le informa la señora, están todas arriba de la camioneta y una de ellas está tocando el claxon para que ya te subas.
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