19
May
Un boxeador está recibiendo una gran paliza. Le salva el gong y lo arrastran hasta sentarle en el banquillo de su esquina. Sin poder abrir los ojos, cerrados por la paliza, y balbuciendo por los dientes perdidos, le pregunta a su entrenador:
¿Cómo voy… cómo voy?
¡¿Qué cómo vas?! ¡Mira, si ahora sales y lo matas te darán combate nulo!