Un hombre estaba sentado en un bar y observaba cómo un individuo sostenía una conversación con su mano derecha.

Intrigado se le acercó y le dijo: Perdone, pero he visto que usted lleva bastante rato hablando solo. ¿Le pasa algo malo?

Lo que pasa es que estoy estrenando un implante electrónico que me pusieron en la cabeza. Tengo un celular en mi mano, una computadora con televisión en mis ojos y otros adelantos de la era. Deme el teléfono de su casa por favor.

El hombre se lo dio y de pronto escuchó de la mano del individuo la voz de su mujer. Eso lo dejó sorprendido. La saluda y después le dice al sujeto:

Oiga eso está buenísimo ¿cómo puedo conseguir algo así?

Muy fácil, déjeme ir a orinal y de regreso le doy los pormenores.

Pasaron quince, veinte, treinta minutos y decidió ir a buscarlo al baño. Se llevó tremendo susto al encontrarlo con ambas manos contra la pared, con los pantaloncillos abajo y con un rollo de papel higiénico entre las nalgas.

Le pregunta asustado:

¿Quién lo asalto, por qué no pidió ayuda? ¿Quiere que llame a la policía?

El individuo se volteó y le contestó:

Cállese, !no ve que estoy recibiendo un fax!