Un joven, que practicaba el nudismo, recibió una carta de su abuela en la cual le pedÃa que, por favor, le mandara una fotografÃa reciente de él. Como no tenÃa otra, excepto la que se tomó en el campo nudista, decidió enviarle esa, pero antes la partió por la mitad.
Después que hubo mandado la mitad de la fotografÃa por correo, se dio cuenta que habÃa cometido un grave error: le envió a su abuela la mitad equivocada. Pero él mismo se consoló pensando que como la anciana tenÃa tan mala su vista, que tal vez ni cuenta se darÃa. Varios dÃas después, el nieto recibió otra carta de su abuela:
Hijito, te agradezco mucho la foto que me mandaste. Quiero sugerirte que deberÃas cambiarte ese estilo de peinado, pues te hace ver muy cachetón y muy chato.