Una muchacha blanca se casa con un negro y en la noche de boda está muy preocupada porque ha oído hablar del tamaño del pene de la raza negra. Ya en el hotel, comparte sus preocupaciones con el novio. Él la consuela:

No te preocupes, te lo voy a enseñar por partes para que te acostumbres poco a poco.

Sale de la habitación y por la puerta le enseña una pulgada del pene.

¿Estás bien, mi querida?

Sí, estoy bien.

Él avanza otra pulgada y pregunta nuevamente:

¿Estás bien, mi querida?

Sí, estoy bien, ya puedes entrar.

Ahora prepárate, voy a subir la escalera para llegar a la habitación.