Tres cubanos recién llegados a Miami van a pasar el fin de semana en Busch Gardens. El domingo, ya de regreso, al llegar la estación del tren en Tampa, el más viejo de los tres le pide a uno:

Oye, tú chico, anda y pregúntale al moreno aquel a qué hora sale el tren para Miami.

Pero si yo no hablo inglés, chico.

Ve y hazle una seña. Hazte entender.

Va el cubano donde el negro y le señala el reloj. El tipo le responde:

Nine ten.

Regresa y les informa a los demás:

Eh, chicos, el negro dice que no hay tren.

¿Cómo es que no va ha haber tren? ¿Qué tú no ves el gentío que está aquí esperando?

Anda tú, le dice al otro.

Va el otro y le hace la misma seña. El negro, ya molesto, le grita:

Nine ten, nine ten!

Regresa y les confirma:

Efectivamente, el negro dice que no hay tren.

¡Coño, chicos, ustedes son un par de tontos, voy a tener que ir yo!

Va el más viejo; hace la misma seña y el negro que ya explota ruge:

Fuck you son of a bitch, nine ten! Nine ten!

¡Óiganme, chicos, tenían razón, parece que a la máquina se le jodió un foco en Miami Beach y no hay tren!