Estaban dos borrachitos platicando cuando uno le dice al otro:

Nombre compadre, mi vieja me pega que si por esto que si por lo otro, no, ya no lo soporto.

El otro preocupado le responde:

No compadre, pues tome clases de karate y va ver lo que es bueno mi comadre.

Ya está compadre le dice el otro.

Entonces el borrachito se puso a estudiar karate y después de más de seis meses ya no era borrachito, se puso bien machín y acababa de graduarse de tachido guan (lo máximo en artes marciales).

Un día se pone bien borracho y va para su casa y en la esquina ve a unos diez pandilleros y que se la hacen de pedo, nombre, nunca lo hubieran hecho, les puso una madrina a los diez… ya después va bien prendido, tras semejante pelea, llega su casa, tumba la puerta de un patadón al tiempo que grita:

¡¡¡Y YAAAAA…!!!

¿Y YA QUE? pregunta la vieja bien enojada.

N NO, QUE Y YAAA LLEGUE…

Un hombre fue a ver a su doctor para consultarlo sobre la falta de apetito sexual de su mujer. El doctor le dio una botella de píldoras y le dijo: Antes de que su esposa de duerma, dele un vaso de leche con dos de estas píldoras y verá cómo se pone…

Esa noche, el tipo hace lo que el doctor le recomendó, pero piensa: Por qué ha de tener ella sola toda la diversión, y se toma el resto de las píldoras.

Después de media hora los dos se duermen. De pronto, la mujer se levanta en la cama, golpea a su marido y dice, ¡Querido, querido, levántate! ¡Necesito un hombre ahora mismo!

El marido se sienta en la cama y grita, ¡Yo también, yo también!

Un granjero y su esposa estaban descansando en la cama; ella estaba tejiendo, mientras él leía una revista sobre animales de granja.

De pronto, él levantó la vista de la página y le dijo a su esposa: ¿Sabías que los humanos somos la única especie en la que las hembras tienen orgasmos?

Ella lo miró maliciosamente, sonrió, y le replicó: ¿Ah, sí? ¡Pruébamelo!

El granjero se levantó y salió de la habitación, dejando a su esposa totalmente confundida.

Después de una hora, el granjero regresó todo cansado y sudoroso y declaró:

Bueno, estoy seguro de la vaca y la oveja, pero por la forma en que chilla la marrana ¿quién puede saber si tuvo un orgasmo?

Un tipo se encuentra con un amigo quien le informa:

Tu mujer te engaña con tu compadre.

¿De verdad? Pero, ¿tú cómo lo sabes?

Mira, mañana, cuando te vayas a trabajar, nos vemos en la esquina de tu casa para demostrártelo.

A la mañana siguiente, el sujeto se encuentra con el amigo y se dirigen a un edificio cercano. El acompañante del cornudo saca un telescopio y enfoca hacia la casa del amigo.

Mira, ahí va tu compadre.

El otro corre a observar y acepta:

Es cierto, y mi mujer se está desnudando. ¡Mira la panzota que tiene! ¡Y las caderas todas llenas de celulitis! ¡Ve esas chiches todas caídas! ¡Ay, no, qué pena con el compadre!

Resulta que eran dos maricas que eran pareja, Doroteo (Dory) y Baudelio (Baudi), y llega corriendo Dory emocionado(a) con Baudy:

¡Baudy, Baudy! ¡No me lo vas a creer! ¿adivina que me pasó?

Y Baudy sorprendido le responde:

¿Qué?

Pues… ¡que ya me bajooo!

Noooooo, no lo puedo creer…

Siiiiiiiiii, fíjate y verás

Baudy se asoma a verle la entrepierna y le ve un sangrero y pega un gritote de emoción:

¡Sí es cierto, sí es cierto! No seas mala, pasate la receta, ¿qué te hiciste?

Pues nomás me tomé un té de hojas.

¿Pero hojas de qué? ¿de yerba buena? ¿de cilantro? ¿de naranjo? ¿de queeeee?

¡Pues de hojas de rasurar!

Están en una instrucción militar y el instructor dice:

Por mi forma de hablar, mi físico y el tambaleo de mi mano tendreis que decirme mi edad.

Todos los asistentes se quedaron desconcertados menos uno que dijo:

44.

¿Cómo lo ha sabido?

Por su esbelta forma de escribir, por su deplorable físico, y sobre todo porque mi hermano tiene 22 y es medio gilipollas.

Dos maricas conversan por teléfono:

¿Lalo?

Sí, Betito.

Oye, ¿y tú le sigues dando a pesar de todo el peligro que hay?

¡Ay, sí! Yo le doy con todo el que me lo pida, cariño…

Pero, ¿y no te da miedo eso del SIDA?

¡Ay, sí, pero no hay otra alternativa!

¿Por qué?

Porque si das el culo, te da SIDA, y si no lo das… ¡Se te oxida!

¡Lobo, qué orejas más coloradotas tienes!

Sí…

¡Lobo, qué cara más roja tienes!

Sí…

¡Lobo, qué hinchadas tienes las venas del cuello!

Sí…

¡Lobo, qué apretados tienes los dientes!

Caperucita, ¿me quieres dejar cagar en paz?

Un mudo se encuentra jugando bingo. Van diciendo un número, después otro, y así hasta que gana.

¡Mmmmm!, exclama el mudo desesperado, tratando de llamar la atención.

¡Mmmmm!

Al ver que no le hacen caso, comienza a bajarse la cremallera del pantalón, cuando alguien hombre lo ve y grita:

¡El mudo se la sacó! ¡El mudo se la sacó!

En un pueblo de España vivía la Pilarica, famosa por sus andanzas y en donde ya todo el género masculino había gozado de sus caricias practicando el sexo de todas las formas posibles.

En esos días llega por ahí un turista despistado, la conoce en un restaurante típico y la empieza a conquistar formalmente, tratándola como toda una mujer decente, ya que él desconocía sus antecedentes de ramera. Al poco tiempo, todo el pueblo se entera de que va haber matrimonio y todos asisten a la boda, más por morbosidad que por otra cosa.

Se celebra la boda, y ese día la pareja decide pasar su primer noche en hotel del pueblo. Todos los lugareños deciden, por malicia, espiar por una ventana del hotel para saber lo que va a hacer la Pilarica ante semejante situación.

Empieza la función y como en la ventana nomás podía estar uno solo, éste les va diciendo de uno en uno lo que va pasando:

La está besando.

Y el otro le dice al otro y así sucesivamente:

La está besando.

La está desvistiendo, y se pasa la voz.

Ya le quitó las pantaletas, le informa el mirón al segundo y éste al tercero y así hasta llegar al último.

En eso, el novio le dice susurrante a la Pilarica:

¡Te lo voy a hacer por donde nunca te la han hecho!

Y el que está en la ventana empieza a gritar:

¡La va a dejar ciega, la va a dejar ciega!