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España… Palacio Real. Cena de celebración del cumpleaños de S.M. el Rey. Asisten a la cena personalidades de la realeza y de la polÃtica… Mientras que los invitados se sientan a la mesa, deslumbrados por el lujo de la mesa, Ana Botella (la Sra. de Aznar) le dice a su marido:
¡Ay, JoseMari, mira qué cubiertos más monos, de oro puro con brillantes y esmeraldas incrustados. ¡Anda, por fa, llévate uno de recuerdo. Yo tengo que tener uno de esos en mi casa.
Pero, Ana, por favor…
¡Ni por favor, ni nada! Tú te vuelas un cubierto ahora mismo.
Bueno, bueno, no te pongas asÃ…
Entonces, el presidente, disimuladamente, toma un cuchillo y se lo guarda en en la bolsa del pantalón. Justo enfrente del matrimonio Aznar, se encontraban al otro lado Vicente Fox y su esposa, quienes vieron la faena. Martita, envidiosa, le dice a su marido:
Anda, Chente, cariño, vuélate tú uno para mÃ.
Pero, Martita, por Dios, ¿cómo voy a hacer eso?
Que yo quiero uno; si la Botella va a tener uno, yo también. Y no me discutas.
Bueno, lo que tú digas…
Asà que con el mismo disimulo que Aznar, Fox se dispone a coger el cuchillo pero su mano se atonta y el temblor lo traiciona con tan mala suerte que el cuchillo golpea varias veces una copa… clin, clin, clin…
Se hace un silencio, y Fox, azorado, se levanta, y para salir del paso alza la copa y dice:
Brindemos por su Majestad, el Rey Don Juan Carlos, porque cumpla muchos años más.
Todos brindan y Fox se sienta, aliviado.
De verdad, Vicente, qué torpe eres. Pero yo no me quedo sin mi cuchillo, asà que ya te lo vas guardando a ver en dónde.
Asà que, otra vez, se dispone a coger el cuchillo, pero nuevamente su mano le traiciona y vuelve a golpear una copa…. clin, clin, clin…
Una vez más, se hace un silencio sepulcral, por lo que Fox tiene que ponerse de nuevo en pie y dice:
Un brindis por su Majestad, la Reina Doña SofÃa. ¡Por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa!
Todos brindan y Chente se siente de nuevo aliviado.
¡Eres un inútil! ¡No eres capaz de robarte ni un miserable cuchillo para mÃ!
Pero es que…
¡Ni es que, ni nada, quiero mi cuchillo y lo quiero ¡HOY! ¡HOY! ¡HOY!
Asà que Chente Fox, ante la furia de su mujer, decide volver a intentarlo, pero… clin, clin, clin…
Silencio total, sudores frÃos recorren su frente. Se pone en pie, y viendo la cara de sargento mal pagado de su esposa dice:
PermÃtanme que les haga un truco de magia. ¿Ven este cuchillo que tengo en mi mano? Pues lo voy a desaparecer. Lo introduzco en mi chaqueta, doy unos pases mágicos y… ¡flus, flis, flas! ¡A ver Aznar, chécate la bolsa de tu pantalón!