10
May
Cierta vez, una mujer se encontraba con su amante en un restaurante:
Querido, tengo ganas que me hagas el amor en mi casa.
¿Y si llega tu marido?
No te preocupes por él: es un pendejo.
Llega la noche y, ya en la casa, los amantes están en la recámara haciendo sus cosillas, cuando entra el marido al cuarto y los sorprende in fraganti:
¿Qué están haciendo, cabrones?
¡No te digo, mi marido es un pendejo: no sabe lo que estamos haciendo!