Suena el teléfono del lujoso departamento de la emperifollada, Marilolis de los Monteros:

¿Está la señorita de los Monteros?

Sí, pero ahorita esta cagando, responde la fámula.

¡Oh, disculpe!

Días después se encuentran las amigas:

¡Ay, manita, tú serás muy fina y de mucha alcurnia pero tu sirvienta es de lo peor!

¿Por qué me dices eso?

Es que hace unos días te hablé y me contestó una vulgaridad. Me dijo: bzzz, bzzz, bzzz… ¿Te imaginas cuando te llame tu prometido, el millonario ese?

¡Ay, no!

De regreso a su departamento, regaña a la criada.

¡Lencha, cuando vuelvas a contestar y yo esté en el baño, di que estoy en una reunión!

Sí, señorita.

Al rato, suena el teléfono:

¿Me comunica con Marilolis, por favor?

Ahorita no puede contestar, acaba de entrar a una reunión.

¿Y tardará mucho?

Pos yo creo que no, porque ya iba por el pasillo pedorreándose.