Un tipo libertino le pregunta a otro:
Oye, ¿no sabes de alguna chica, que esté bien buena y que yo no conozca? Lo que pasa es que ya me cogà a todas las chavas de este pueblo.
Su amigo le comenta acerca de una joven apodada La Profunda, a la que nadie habÃa podido hacerla gozar.
El tipo, presumiendo ser experto en cuestiones sexuales, se va muy confiado a la casa de la chica. Al llegar, el sujeto le ofrece a La Profunda que si tienen sexo, él la harÃa gozar por primera vez. La mujer, no muy convencida, acepta el trato.
El tipo se baja el pantalón y, sin más, la empieza a penetrar. El hombre comienza a gemir, mientras la muchacha está como si nada. De repente, el tipo comienza a sentir que se hunde dentro de la chica, y en el forcejeo para evitar ser tragado por ella se le va el zapato adentro de su hoyo. Entonces, para recuperar su zapato se adentra en la chica y empieza a buscarlo. Repentinamente, ve a un árabe que estaba sentado, y le pregunta:
¿Tú también intentaste acostarte con La Profunda, verdad?
SÃ, hasta mi camello se la quiso coger y no pudo.
Oye, ¿me ayudarÃas a encontrar mi zapato?
Claro, pero primero busquemos a mi camello.