Era un concurso internacional a ver quien de un pedo aventaba más lejos un cadáver. Se inscribieron un gringo, un italiano y un mexicano. Para prepararse quince días antes del concurso, los tres se pusieron un tapón.

El gringo comenzó a comer hot dogs, hamburguesas y ham and eggs; el italiano comió pizzas, espagueti y ravioli; el mexicano se atascó de frijoles, garnachas y tacos de todos tipos. Y empezaron a agarrar presión para el día del concurso.

Llego el día y el primero que pasó fue el gringo. Se puso en posición, le colocaron el cadáver, se quitó el tapón y empezo a pujar. Se aventó un pedo y mandó el cadáver a cinco metros.

Después vino el italiano, se puso en posición, le pusieron el cadaver, se quitó el tapón y empezó a pujar; se aventó un pedo y lanzó el cadáver a siete metros.

Le tocó el turno al mexicano, se puso en posición, le pusieron el cadaver, se quitó el tapón, y la porra gritando: México, México, ra, ra, ra. Y empezó el pinche mexicano a pujar, se puso colorado, se le inflaron los cachetes y hasta le salieron lagrimitas de los ojos, y la porra: Mexico, Mexico, ra, ra, ra, y nada que podía, hasta que por fin se oyó un pequeño piiiiiiiiiiiiiiiiiiiii. Toda la gente se quedo atónita, y en eso se paró el cadáver, se tapó las narices y le dijo al mexicano: Chiiiiiiiiiiiiiiiiiingas a tu madre, se fue caminado y cayó a 20 metros, y con eso ganó el mexicano.