Un pequeño de 4 años tiene una hermana de 18 años. En una ocasión, al cruzar por el dormitorio de su hermana, el niño observa a través de la puerta entreabierta a la chica, totalmente desnuda, frente al espejo acariciándose apasionadamente el cuerpo, al tiempo que murmuraba:

¡Ah, cómo deseo un hombre! ¡Cómo deseo tener un hombre! ¡Lo deseo tanto! ¡Sííí, lo deseooooo!

Y la joven se acariciaba más y más.

Más tarde, el chiquitín va al jardín y encuentra a su hermana con el novio cuando estaban en lo más lindo del amor: besos y caricias y grandes manoseos.

Entonces, el niño sale corriendo a su dormitorio, se desnuda completamente, se para frente al espejo y comienza a acariciarse el cuerpo diciendo:

¡Un ticiclo… quiedo un ticiclo! ¡Aggg, cómo deseo un ticiclo!