Una bella poetisa se pasea
Una bella poetisa se pasea por la ribera de un rÃo y se acerca a un galante pescador, que está sacando sus redes del agua, y le pregunta:
¿A qué te dedicas, buen hombre?
Soy pescador, señorita. ¿A qué se dedica usted?
Yo soy poetisa. Si quiere, en este momento le compongo un poema.
¡Me encantarÃa!, responde el hombre.
DÃgame, ¿cuál es su nombre?
Juan Padilla, a sus órdenes.
La poetisa se inspira y recita:
Al valiente pescador, Juan Padilla, le llega el agua hasta la rodilla.
Ah, señorita, eso es muy fácil; a ver, dÃgame su nombre:
Mi nombre es Teresita Angulo.
Inspirándose, el pescador declama:
A la bella poetisa, Teresita Angulo, le llega el agua hasta la rodilla.
¡Pero, señor, eso no rima!, reclama Teresita.
¡Espere a que suba la marea, mi reina!
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