Cierto da, un borracho consuetudinario
Cierto dÃa, un borracho consuetudinario regresa de una fiesta de pueblo, de esas que demoran casi una semana. Como no traÃa ni un solo peso en el bolsillo, decide caminar hasta su casa. A medio camino le dan ganas de orinar, asà que saca su miembro y empieza a mear; al mirar hacia abajo, ve que hay un hormiguero y dirige el chorro hacia el agujero. De pronto, ¡zas!, se aparece un genio diciendo:
¡Amo, por haberme sacado del hoyo tienes derecho a un deseo!
¿Un deseo, el que yo quiera? ¡Hummm, ya sé, quiero orinar whisky Old Parr!
¡Tu deseo será concedido!
Y desaparece.
Al cabo de un rato, el tipo orina sobre su mano que utiliza como receptáculo y prueba el lÃquido.
¡Guau, oriné Old Parr, esto hay que festejarlo!
Llega a su casa corriendo:
¡Mi amor, mi amor, te tengo una buena noticia: orino Old Parr!
La esposa prueba de la mano del borracho y exclama:
¡Es cierto, esto hay que festejarlo, voy a buscar dos vasos!
Mi amor, mi amor, trae un solo vaso, porque lo eres tú te lo metes a pico de botella.
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