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Un marinero vuelve al puerto después de haber estado un año en alta mar y lo primero que hace es irse de putas. Se encuentra con la golfa en la cama, listo para la faena… Y nada, que no le funciona.
Pero, chico, ¿qué te pasa?
¡Joder, que después de tanto tiempo en alta mar echo de menos el vaivén de las olas durante la tempestad!
Hombre, eso se puede arreglar… Pero te va a costar dinero.
El dinero no es problema, venga.
Entonces la chica tumbada en la cama, agarra el colchón y lo menea de un lado a otro.
Pero, bueno, ¿vamos a la faena o qué?
Es que me falta algo más: echo de menos el sonido del viento durante la tempestad.
Se puede arreglar, pero te va a costar.
Venga, el dinero es lo de menos.
La prostituta menea el colchón mientras sopla frenéticamente.
¿Qué pasa ahora, no te vale esto?
Pues la verdad es que también echo de menos los relámpagos.
Vale, ya sabes el precio.
Que sÃ, que vale, venga.
La mujer menea el colchón mientras sopla frenéticamente, a la vez que enciende y apaga la lámpara en la mesilla.
¿No me digas que todavÃa echas algo más de menos?
Pues sÃ, el sonido de los truenos.
De acuerdo.
La hetaira menea el colchón mientras sopla frenéticamente, a la vez que enciende y apaga la lámpara en la mesilla, mientras pega porrazos en la persiana.
Pero, tÃo, ¿es que no es suficiente o qué?
Me falta el salpicar de las olas sobre la cubierta del barco.
Vale, arreglado.
La puta menea el colchón mientras sopla frenéticamente, a la vez que enciende y apaga la lámpara en la mesilla, mientras pega porrazos en la persiana, al mismo tiempo que vierte agua de una jarra sobre el marinero… Pero nada. Ya toda mosqueada, le reclama:
¡Joder! ¿Pero follamos o qué?
¿Qué dices? ¡Con este tiempo de perros que hace!